En Sonsón el alma arriera no se apaga: sigue marcando el rumbo con paso firme y tradición viva.
En los caminos de piedra y montaña de Sonsón que sigue sembrando vida, aún resuena el eco de los arrieros, guiando con firmeza sus mulas cargadas de historia. Cada herradura que golpea el suelo cuenta una historia de esfuerzo, resistencia y conexión profunda con la tierra. Estos senderos, testigos de tantas travesías, siguen vibrando con el espíritu de quienes los recorrieron con orgullo y determinación.
Por ello, en cada paso, el municipio revive su tradición, honrando a aquellos valientes que abrieron trocha entre neblinas y sueños. Fueron ellos los que con su tesón forjaron rutas de comercio, cultura y vida, dejando una huella imborrable en la identidad sonsoneña. Hoy, esa herencia se conserva con respeto, como un tesoro que une generaciones.
Aquí, el alma arriera sigue marcando el rumbo. Está presente en las fiestas, en las historias compartidas al calor del fogón, en los recorridos por la montaña y en la mirada orgullosa de quienes llevan la tradición en el corazón. No es solo pasado, es presente que camina y se proyecta al futuro con fuerza.
De esta manera, queda en claro que la tradición arriera en Sonsón sigue más viva que nunca. Es una forma de ser, de sentir y de habitar el territorio. Desde los más jóvenes hasta los más sabios, el legado arriero se mantiene firme, como un símbolo de identidad y resistencia cultural que inspira a seguir andando con dignidad por los caminos del ayer y del mañana.
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