El maíz es raíz viva de nuestra identidad y memoria que florece en cada grano.
En este Mes del Patrimonio celebramos al maíz, ese grano dorado que nutrió nuestra historia y ha alimentado el alma de generaciones. Más que un alimento, el maíz representa el vínculo sagrado entre la tierra y quienes la cultivan, marcando el pulso de nuestras tradiciones ancestrales.
En Sonsón que sigue trabajando de la mano con la comunidad, el maíz no solo se cultiva en los campos, sino también, en la memoria colectiva de su gente. Es protagonista en las cocinas, en las festividades, en los relatos que los abuelos comparten al calor del fogón. Cada mazorca es un testimonio vivo del trabajo campesino y del amor por lo nuestro.
Por ello, este grano milenario ha abierto surcos en nuestra historia y sigue firme, resistiendo el paso del tiempo como raíz profunda de nuestra identidad. En cada arepa, envuelto o mazamorra, se esconde un pedazo de nuestra esencia, un legado que se transmite de generación en generación.
Sin duda, celebrar el maíz en este mes es reconocer que nuestras raíces están vivas. Es honrar a quienes lo siembran con sus manos, a quienes lo cocinan con saberes heredados y a quienes, desde Sonsón, siguen haciendo del maíz una bandera de orgullo cultural y símbolo de pertenencia.
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El maíz es raíz viva de nuestra identidad y memoria que florece en cada grano.
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