Bajo la luna y junto al fuego, el maíz nos reunió en una noche de cuentos, poesía y memoria compartida.
Bajo la luna y junto al fuego, vivimos una noche cargada de significado, en la que el maíz, nuestro alimento ancestral, se convirtió en símbolo de memoria y resistencia. A través de la poesía, la cuentería y el encuentro comunitario, tejimos palabras y emociones en un espacio donde la tradición cobró vida.
La Granja Museo Vivo del Maíz fue el escenario perfecto para esta lunada cultural, enmarcada en la celebración de la Semana de los Museos. Su entorno natural y su conexión con la tierra nos recordaron la importancia de preservar nuestras raíces y valorar los saberes campesinos que aún laten con fuerza.
Allí, durante la noche, las voces de poetas y cuenteros iluminaron el círculo del fuego, compartiendo historias que han pasado de generación en generación. Cada relato fue un homenaje al maíz, no solo como cultivo, sino como símbolo de identidad y cohesión cultural para nuestras comunidades.
Agradecemos profundamente a quienes se sumaron a esta experiencia única. Gracias por traer su presencia, su escucha y su espíritu festivo. La tradición sigue hablando con voz propia, y en noches como esta, nos recuerda que estamos hechos de historia, tierra y palabra.
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Bajo la luna y junto al fuego, el maíz nos reunió en una noche de cuentos, poesía y memoria compartida.
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